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¿Comprar una casa con okupas dentro? Sí, suena descabellado, pero en España es más común de lo que crees. 

De acuerdo a un estudio publicado por Idealista basándose en su base de datos de inmuebles anunciados, en el cuarto trimestre del 2024 hubo un total de 20.464 viviendas con okupas que fueron puestas a la venta en su portal.

Parece increíble que alguien quiera comprar una vivienda con un okupa dentro, pero es que, los descuentos para estos compradores pueden llegar hasta el 60%, lo que hace que algunos se interesen, aprovechando la necesidad y la urgencia de venta con todo y el riesgo que implica. 

Porque, aunque la compra de una casa okupada puede ser una oportunidad de inversión, los compradores deben estar dispuestos y preparados para superar los procedimientos legales que conlleva recuperar la posesión de la que ahora es su propiedad.

Ahora bien, no se puede obviar la otra cara de la moneda ¿Qué lleva a alguien a vender su propiedad o casa okupada ilegalmente? ¿Hasta qué punto llega su desesperación? La respuesta es simple, muchos han optado por vender su propiedad a precios reducidos antes que enfrentar los complicados y prolongados procesos de desalojo, o quizá ya hartos de ellos.  

El caso de Darío y Alejandro

Los dos hombres han contado el drama en un programa de televisión: El programa de Ana Rosa.

Alejandro, dueño de un piso okupado ilegalmente, asegura que la okupa le debe 18.000 euros y que, aunque ha insistido no ha logrado que se marche, por esta razón ha decidido vender el inmueble, aunque a un 40% menos de lo que vale en el mercado, porque por la persona que está dentro no dispone del bien. 

Para su sorpresa, Darío está dispuesto a comprarle su propiedad, porque otra razón para comprar un inmueble okupado es que el comprador no tenga los recursos para adquirir una vivienda más cara, como en este caso. Él espera que la okupa desaloje el lugar. 

Con el paso de los días, Darío contrató una empresa de mediación y pudo visitar la vivienda: “está destrozada, tiene bombonas por todos lados y heces de perro…es una cosa que no me esperaba”, se lamenta, pero logró que la okupa bajara para hablar con él y así entablar una negociación, porque él cree que pueden llegar a un acuerdo para que se vaya.  

El acuerdo

Cuando la okupa se enteró de la venta, expresó su disposición de desalojar la vivienda (aunque inicialmente llamó a la Policía Nacional, al sentirse coaccionada) siempre que el comprador le dé una compensación económica que cubra la fianza y el primer alquiler de una nueva vivienda.

Darío, consciente de la situación, y buscando evitar un proceso que puede ser largo y costoso, accedió a la solicitud, pero poniendo un plazo para que la okupa abandone el piso.    

Pero ¿Llegar a acuerdos con los okupas es realmente la solución a este problema?

Si Darío, el nuevo propietario, como Yolanda, la okupa, cumplen con su parte del trato, se pudiera pensar que ambos salen ganando, porque Darío compró una vivienda por 40% menos de lo que vale en el mercado, y Yolanda tendrá una nueva casa para vivir. 

Pero ¿dónde queda Alejandro, el anterior dueño, que se vio obligado a vender su propiedad muy por debajo del valor agobiado por las deudas y el no haber logrado desalojar a la okupa?

Y otra cosa que se debe tener presente, existe una gran posibilidad de que Yolanda se convierta otra vez en inquiokupa, es decir, que vuelve a las andadas.