Basura y destrozos por todos lados, el descuido en su máxima expresión, esa es la imagen actual del complejo residencial que fue construido para ser un negocio y terminó por convertirse en una calamidad para los residentes del barrio de San Blas en Madrid.
Los vecinos de esta zona denuncian que este complejo se ha convertido en un dolor de cabeza para ellos.
El edificio está dividido en cuatro bloques, tiene muchas ventanas sin cristales que han sido tapiadas, y en el patio interior hay chabolas donde viven varias familias.
Los okupas no tienen electricidad porque hace mucho tiempo la empresa propietaria del hotel les quitó el servicio, ahora dependen de varios generadores.
El garaje está inundado, huele a perro muerto, vas pisando agua estancada, el edificio refleja los problemas que tienen los residentes del lugar entre quienes se encuentran niños que cada día van a sus respectivos colegios.
Según datos de Catastro, el hotel okupa fue construido en el año 2009 en una parcela con una superficie de más de 11.243 metros cuadrados, de los cuales 6.602 m2 corresponden al inmueble.
Construir una edificación para acoger apartamentos turísticos en un lugar cercano al aeropuerto y que tiene de vecinos a tres hoteles de reconocidas cadenas, no parecía inicialmente una mala idea.
Para el 2012 ya vivían en el complejo varias familias, pero la situación de sus primeros residentes cambió cuando en el 2013 los okupas comenzaron a entrar en las casas vacías.
Degradación del hotel
Poco a poco el lugar fue degradándose hasta convertirse en lo que es hoy, un hotel okupa con un submundo de drogas y problemas sociales a poca distancia del aeropuerto de Barajas.
En ese submundo, una de las zonas que más preocupa a la Policía Nacional en la capital, ocurrieron graves sucesos en los últimos días que se saldaron con varios detenidos y dos personas fallecidas.
El primero, fue una riña a machetazos entre jóvenes, la Policía Nacional detuvo a cinco de los involucrados, entre ellos a un menor de edad por agresión.
El segundo hecho ocurrió la tarde del domingo 24 de noviembre, cuando un hombre asesinó a otro en una discusión por un partido de fútbol, la víctima era un joven de nacionalidad colombiana que estaba de visita en el complejo.
Los agentes de la Policía Científica y del Grupo V de homicidios se hicieron cargo de la investigación.
Finalmente, el lunes pasado, una joven mujer falleció por inhalación de dióxido de carbono proveniente de un generador de energía.
Este es el día a día de las familias que habitan el Hotel Okupa, quienes saben el peligro que corren al vivir allí, pero alegan “que la necesidad es grande”.
Las autoridades de la Policía Nacional de San Blas son conscientes de la complejidad de la situación, y de que no es mucho lo que pueden hacer; sin embargo, han dejado un punto fijo del Cuerpo en el sitio para controlar otros posibles delitos: dos vehículos policiales que identifican a las personas que entran.
Un informe de peligro de derrumbe
Existe un informe elaborado por los bomberos que reconoce que hay un posible peligro de derrumbe en las instalaciones, pero el problema del Hotel Okupa tiene una difícil solución porque son varios los juzgados implicados en el asunto del desalojo.
De nuevo, la burocracia complicará y prolongará las actuaciones sobre este complejo.